El día 7 de abril los técnicos de la
empresa de telefonía llegaron al número 32-54 de la calle 80 del barrio La
Frontera, a revisar el servicio de teléfono, pues había estado fallando hacia
barios días,. La vivienda, que contaba con dos teléfonos, uno inalámbrico y el
otro de cable, fue revisada e hicieron los arreglos necesarios para dejar la
línea en buen funcionamiento, como la prueba en el teléfono de cable, que daba tono. Pero cuando dejaron la vivienda Cecilia Ortiz de 40
años, dueña de la vivienda, nos comenta que al intentar hacer una llamada del
teléfono inalámbrico, no salían:“Estuvo malo una semana, pero cuando se
fueron se volvió dañar, y eso me pareció muy extraño. Entonces cogí el otro
teléfono y sí tenía tono, era porque uno estaba malo”, comentó la mujer con
vergüenza en su voz. “Yo lo destapé y lo limpié y quedó como nuevo”, dijo el
esposo de la señora, David Vélez, con cierto tono cargado de orgullo. Nos enteramos después
que a la semana el teléfono se volvió a dañar y la señora Ortiz le reprochó a
su marido, quien tuvo que comprar otro teléfono.
“Menos mal que se dañó, estaba
todo feo y viejo, si no se hubiera dañado y se pudiera arreglar el lo
arreglaría y que pereza, que deje de ser tacaño”, comentó la señora en voz baja.
Informó Ana
María González Ruiz
Pobre don David Vélez, seguro lo orgulloso que se sintió al arreglar el teléfono, para a los pocos días volverse a dañar, pero bueno, podrá sacar excusa así como su esposa dicendo que estaba ya muy feo y viejo.
ResponderEliminar