El lunes 21 de
febrero, en el barrio Laureles, se presentó un incómodo suceso: el joven estudiante universitario Carlomán
Marín se disponía a probar la porción de hígado
cocinado de su almuerzo. “Por más que intentaba cortarlo no pasaba nada, pero
no estaba crudo” dijo el joven, a lo que dice que lo que más le molestó fue el
observar repentino de doña Lucely Cano (dueña de la casa y quien prepara el
almuerzo) preguntándole que si estaba
muy duro el hígado. “eso fue lo que más me molestó” añade.
Él al responderle que sí, que estaba un poco duro. Pero ella afirma que
”¡como cocinó esa carne, casi una hora!”. Lo que muchos no saben, dice doña
lucely, es que “yo no uso la pitadora” declaró para “porque
eso le quita los nutrientes a la comida”. Mientras tanto, ahora joven Carlomán
ya comprende el por qué de algunas comidas le quedan duras a doña Lucely,
comenta con resignación.
buen relato carloman...pero me confunden mucho tantas citas!
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