Pintada,
Antioquia, diciembre de 2014. Es de noche. Mónica, una joven de 20 años decide
entrar a un circo con su esposo y su hija. “Nos pareció muy llamativo”,
comenta el esposo. Luego de varios shows el que seguía era el de hipnotismo, “la razón por la cual a Mónica le encantaban los circos desde pequeña” relató. Se escogieron personas que quisieran participar del show y
ella se ofreció. Fue Gallina, perro, bailó, cantó e hizo todo lo que el
hipnotista dijo.
El
esposo comentó “ahora
si encontré cómo domarla”. Al final del show éste le pregunta a ella qué se
sentía estar hipnotizada, a lo que ella responde: “Todo es mentira, uno lo hace
por no hacer quedar mal al man”. Su desilusión fue tal que quedó sin ganas de
volver a los circos.
Por: D. Rodríguez
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