Bello, Antioquia. 20 de marzo de 2016.
Jonathan, de 27 años, se encuentra con su novia en una reunión familiar. Alrededor de las 11:00 pm “empezamos a hacer la vaca para comprar más
chorro” comentó. Lo llevó su primo en moto a comprar el licor ya que él alicorado no maneja. Llegan a una cantina y Jonathan le dice al
cantinero “si se estalla es chiveado y no se lo pago”, pero que
ya se lo había pagado. La validación del licor consistía en pararse encima y si
se estallaba era malo. Se comprobó que estaba malo pero el señor de la tienda
dijo que no iba a devolver ninguna plata, a lo que el comprador insiste en que
tiene que devolver el dinero. En esas habló alguien ajeno al incidente: “Abrase de acá o lo llevo allí abajito a que le den una pela”.
Al llevar a Jonathan a que “le
dieran la pela”, como decía él, resultó que dichas personas eran más amigos suyos que del de la amenaza. Lo que él demostró saludándolos y quedándose a
charlar con ellos. Más tarde, al llegar donde su familia y comentar lo sucedido, se acabó la reunión familiar. “Todos cogieron su mujer, marido o hijos y
arrancaron, que si no había trago no había fiesta” dijo Jonathan.
(Informó
D. Rodríguez)
No hay comentarios:
Publicar un comentario