domingo, 3 de abril de 2016

Aguardiente para que siga la fiesta.

Bello, Antioquia. 20 de marzo de 2016. Jonathan, de 27 años, se encuentra con su novia en una reunión familiar. Alrededor de las 11:00 pm “empezamos a hacer la vaca para comprar más chorro” comentó. Lo llevó su primo en moto a comprar el licor ya que él alicorado  no maneja. Llegan a una cantina y Jonathan le dice al cantinero “si se estalla es chiveado y no se lo pago”, pero que ya se lo había pagado. La validación del licor consistía en pararse encima y si se estallaba era malo. Se comprobó que estaba malo pero el señor de la tienda dijo que no iba a devolver ninguna plata, a lo que el comprador insiste en que tiene que devolver el dinero. En esas habló alguien ajeno al incidente: “Abrase de acá o lo llevo allí abajito a que le den una pela”. 

Al llevar a Jonathan a que “le dieran la pela”, como decía él, resultó que dichas personas eran más amigos suyos que del de la amenaza. Lo que él demostró saludándolos y quedándose a charlar con ellos. Más tarde, al llegar donde su familia y comentar lo sucedido, se acabó la reunión familiar. “Todos cogieron su mujer, marido o hijos y arrancaron, que si no había trago no había fiesta” dijo Jonathan.
(Informó D. Rodríguez) 


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