jueves, 17 de marzo de 2016

Mariana Cardona Por Santiago Medina


Mariana Cardona es una muy bonita mujer ante los ojos de cualquier persona. Vive en Medellín, tiene 18 años de edad, cabello corto, tez blanca,  mide aproximadamente 1.66 cm, contextura gruesa y mirada soñadora, que se resalta a través de sus lentes.
Es muy liberal, espiritual y cree mucho en los sueños. Tiene un temperamento sanguíneo; además es sociable y solidaria con los demás aunque es un poco orgullosa y radical al momento de tomar decisiones.
Se caracteriza por ser de pensamiento muy claro frente a  su vida.
Su música preferida es el rock, le gusta leer y en su comida no le puede faltar la papa o  el pollo.  Ama los deportes extremos y las cosas alocadas del mundo.
Hubo un momento en el que vivió en la ciudad de Cali, pero poco después volvió a la ciudad de Medellín. Vive con sus padres y una hermana menor.
Cuando era niña, se cayó de un caballo, motivo por el cual hoy les teme.
Se ha sentido tentada por las drogas, pero hasta el momento no las ha probado. Le atraen los tatuajes, pero no tiene ninguno. Se ha realizado perforaciones en la nariz y las orejas.
En su infancia practicaba patinaje y si hoy considerara la opción de retomarlo, pero sería posible,  debido a sus obligaciones.
En la actualidad, estudia química en la Universidad de Antioquia. Se siente feliz de esta carrera  y en sus proyectos esta ser una excelente profesional.
A pesar de la aparente felicidad que nos deja ver a todos, es una persona con diversos problemas mucho más graves de los que cualquier persona normal tendría.
Al hablar con ella te das cuenta de que le tiene una pasión a la vida y que es un espíritu libre, indomable, al que no le gustan las reglas.
Es delirante y loca.
Además te das cuenta que crea  una barrera entre  su verdadero ser y lo que nos deja ver, debido a su miedo a ser juzgada
Para mí, toda su esencia está reflejada en  el siguiente poema:  
“No te enamores de una mujer que lee, de una mujer que siente demasiado, de una mujer que escribe… No te enamores de una mujer culta, maga, delirante, loca. No te enamores de una mujer que piensa, que sabe lo que sabe y además sabe volar; una mujer segura de sí misma. No te enamores de una mujer que se ríe o llora haciendo el amor, que sabe convertir en espíritu su carne; y mucho menos de una que ame la poesía (esas son las más peligrosas), o que se quede media hora contemplando una pintura y no sepa vivir sin la música. (…)No te enamores que sea rebelde y vertigue un inmenso horror por las injusticias. Una a la que no le guste para nada ver televisión. Ni de una mujer que es bella sin importar las características de su cara y de su cuerpo. No te enamores de una mujer intensa, lúdica y lúcida e irreverente. No quieras enamorarte de una mujer así. Porque cuando te enamoras de una mujer como esa, se quede ella contigo o no, te ame ella o no, de ella, de una mujer así, JAMÁS se regresa.”
  • Martha Rivera Garrido

Retrato, por Samuel Torres Acevedo



Natalia Álvarez Baena nació un 15 de noviembre, hace 17 años. Estudia  astronomía en la Universidad de Antioquia. Su interés por los astros brotó a los ocho años, cuando observaba junto a su padre, mediante una aplicación  digital, los conglomerados estelares de nuestro universo.


Vive con sus padres, su hermano, y sus mascotas caninas Lola y María Socorro, dos pinscher miniatura, a quienes guarda un gran afecto.
Entre sus gustos y pasatiempos se encuentran su deleite por la banda de rock inglesa “Queen” y la fotografía. 

En su infancia su familia cruzó por un periodo de precariedad económica, donde sus padres no lograban tener  una posición financiera estable. Pero luego, lograrían superarlo.
En séptimo grado vendía golosinas, como una alternativa económica, hecho que la hizo pensar en estudiar Economía, opción que posteriormente, descartó.

En un tiempo le tuvo aversión a su maestro  de Física, hasta que leyó el libro “El gran diseño”, de Stephen Hawking.
Practicó durante algún tiempo el patinaje artístico, mas con la llegada de un nuevo entrenador al equipo  y las diferencias que presentaba ante este, decidió abandonar el deporte.

Es una chica de mucha entrega y disciplina en a lo que alude a sus estudios.
Resalta por su simpatía, extroversión y soltura, que hacen que la plática, incluso con personas desconocidas; Uno de sus rasgos es la candidez, entre muchos otros que probablemente esté pasando por alto de Natalia. 

Sin embargo, no podría despistarme de detallar lo que es su lozana y delgada complexión: su cabellera sedosa de un castaño no tan claro ni tan obscuro, su rostro con aquella fresca tez pálida, alba e incólume de deterioro, la cual contrasta con su cálida estilo, albergan los claros orbes que son sus ojos de marrón iris y respingada nariz…

miércoles, 16 de marzo de 2016

Números hechos palabras: Samuel. Por: Natalia Alvarez Baena

Él es Samuel, tiene 17 años y luce como un joven normal,con su piel morena, barba dispareja, lunar en el lado izquierdo de su labio superior y pelo castaño oscuro, casi negro, ondulado, que le cubre el cuello.

Generalmente usa camiseta tipo “polo”, pantalón y tenis. Al principio luce muy tímido, y efectivamente lo es, no se le hace fácil socializar ni se siente cómodo con ello.
Su voz es comparable con un susurro, casi imperceptible en medio del bullicio que reinaba en el aula, contrastaba con mi enérgica voz.
Vive en el Barrio San Cayetano de Medellín, en una casa que comparte con su madre, su hermana menor y sus cinco perros: Susana, Paca, Rosa, Simón y Emiliano. Sus padres son divorciados, pero dicho evento no tuvo mayor influencia en su vida.
Su madre es sinónimo de perseverancia y altruismo.
Sus perros le sacaron su espíritu animalista y los considera una gran compañía y le cuesta pensar cómo alguien les podría hacer daño a seres tan noble. Cambiaron al Samuel que se jactaba de que poco le importan las cosas, por uno que a pesar de conservar cierta dureza, reconoce la fidelidad y el cariño de estos seres brindan.
Su colegio, el Agustiniano, tampoco tuvo relevancia en su vida, justamente por el hecho de que le cuesta abrirse a las personas. Es raro sacarle un sonrisa. Pareciera ser una persona a la que poco le importa el mundo a su alrededor, pero a ratos, esboza una sonrisa en su rostro, muestra la dulzura inocente y tímida de un niño. Y el panorama cambia.
Así a simple vista no lo parezca, Samuel Torres no es el típico joven y esto se debe a que decidió dedicarle su vida a las matemáticas. Esto lo supo desde que tenía catorce años, cuando su amor por los números y su sed de conocer y comprender las matemáticas básicas, lo llevaron a presentarse a la Universidad de Antioquia donde comenzaría sus estudios el primer semestre del 2016. Las razones por las que decidió estudiar allí no eran de carácter muy trascendente, se limitaban a motivos económicos.
Antes de tomar la decisión de estudiar matemáticas, quiso ser pintor. De pequeño pasaba sus ratos libres deleitándose con cada trazo que su lápiz hacía sobre el papel. Esto cambió a medida que aparecían nuevas responsabilidades, ya que comenzó a invertir su tiempo libre en colaborarle a su mamá y ser su mano derecha en el hogar. Aun así, Samuel todavía disfruta de igual forma el dibujar.
Además de la proeza de dedicar su vida a las ciencias exactas, él hace lo que la mayoría de jóvenes: Disfruta escuchar música, en especial el rock, y todavía más si los intérpretes son The Beatles. Pero el escuchar rock no evita que se deleite con unas magníficas obras de música clásica.
También le gusta jugar fútbol con sus amigos, aunque hace énfasis en que poco le gusta este deporte como espectáculo. Aun así su gusto por el deporte no pasa de unos cuantos esporádicos partidos, puesto que es una persona muy sedentaria; tanto para la actividad física como para otros aspectos de su vida.
Es bastante indisciplinado, y siente que no le dedica el tiempo suficiente al estudio.
A través de su apariencia fría y distante, se esconde alguien con un gran corazón. Pocas veces se conoce a una persona que irradie tanta dulzura como él  y aunque no todo en su vida ha sido color rosa, el ejemplo de su madre lo hizo una persona íntegra que busca cada día ser mejor.

Todo un mundo. Descripción de Rafael Eduardo Rodríguez. Por Daniela Trigos.


Admito que hacer una descripción de otra persona puede ser un poco difícil, porque en un día es escaso lo que con preguntas puedes saber  de ella, de lo que piensa, de lo que es de su vida, de cómo se desarrolla en su día a día, pues siempre he creído que cada persona es un mundo con imponentes montañas, abismos y hermosas praderas, pero creo que empezaré con lo primero.
Rafael es un hombre de 24 años,  Ingeniero de sistemas y estudiante de matemáticas. De nariz un poco achatada, una hermosa y amplia sonrisa, ojos oscuros, grandes y penetrantes, de aquellos que dan la impresión de que te observan por dentro.
Es una persona que a simple vista parece relajada, con su vida resuelta, callado ¿o ensimismado?, con fuertes vínculos con las personas que ama…
Es de tez morena, cabello largo, negro y lacio, amarrado como una cebollita; barba mediana que le hace juego y que da la impresión de ser el líder de algún juego de arcade o de rol. Multijugador con una sociedad secreta, lo que por cierto sería genial, ya que siempre he querido ser parte de una, aunque confieso, soy extremadamente mala.
No le teme a las alturas o la muerte como sí a “decepcionar a las personas que amo”.
Es una persona que aparenta ser fuerte sentimentalmente, con fuertes bases en la vida. Le gustan las películas de acción.
Con él se podría, tener una charla filosófica. Da la impresión de ser protector y seguro de sí misma, se preocupa por su carrera, luchador, tiene metas y objetivos fijos.
Creo que es imposible hacer una descripción de una persona sin sentirse identificado, ver en esa persona tus ideales, las mismas fallas o hobbies, eso es lo que me sucedió con Rafael, así que en este escrito terminaré como empecé, pero añadiendo que una persona es un mundo, y al igual que uno, tiene un lado iluminado y el otro aún oculto, me pregunto qué habrá detrás de esa amplia sonrisa, detrás de esos ojos penetrantes, me pregunto qué habrá del otro lado.

martes, 15 de marzo de 2016

¿Cómo un trabajo de clase puede hacernos conocer tanto?, por Fredy Montoya García


La semana pasada tuve el privilegio de conocer a Diana, una joven de 17 años, que a pesar de medir 1.58 cm resalta particularmente por el brillo de sus ojos café oscuro, que vive en Bello  con  su mamá y su hermano menor, tiene dientes  pequeños que no opacan su amplia sonrisa, pelo  corto, no es ni delgada ni gorda y tiene tres aretes en su oreja izquierda y dos en  la  derecha,
Su deporte favorito es la apnea o buceo extremo, que consiste en  aguantar la respiración lo  que más se pueda, bajo el  agua. O nadar a profundidades inusitadas, a pulmón libre. Le gusta porque  siente   paz   cuando  está   en  el  agua,  además porque puede aprender más a auto  controlar  su cuerpo.

Además, es scout hace un año  y medio. Y de dicha experiencia los campamentos han sido lo mejor. Allí “no  consigues  amigos,  sino  otra  familia”.

Su color favorito, el  rojo, que para ella  representa a   la  mujer.
Es muy sarcástica.

Le gustan las fiestas, para ella  “son muy cucas parce”. Le encanta bailar  salsa,  la ciencia, estudiar astronomía  en la universidad de  Antioquia, observar el cielo y preguntarse qué habrá más allá…

Es muy tímida, tanto que  no le interesa interactuar con  las personas, aunque conmigo parece que sí,  pues me  contó  muchas cosas sobre ella: Le gusta ir al cine, combinar  todas las gaseosas y descubrir un sabor a vómito dulce.

Su héroe favorito  es su padre, con el que tiene una relación muy profunda, es como si ya se hubieran conocido en otra vida, por la relación tan perfecta que tienen: Es su mejor amigo, su confidente, tienen muchas cosas en común: Su papá estudió física en la Universidad de Antioquia y sacaron casi el mismo puntaje en los icfes.

Una vez se fue con él a un campamento. O a un lugar donde había muchos taoístas. Su padre era uno de ellos y le enseñó muchas cosas sobre esa filosofía.

Un día, en la Universidad de Antioquia, después de clase,   hubo  una  jornada cultural  en  el  TAL, Teatro  al  Aire Libre,  fuimos, participamos  en  un carrusel de  actividades  y  descubrimos  que  nos gusta el slackline, un deporte de  equilibrio  en  el  que   se  usa una   cinta  que   se engancha entre  dos puntos fijos.

Después, fuimos a una charla de astronomía sobre el Solsticio. Allí me di cuenta que le encanta lo que  estudia y hace todo  por  informarse más de  ello.
Usa una  expresión muy mexicana, “no guey” porque una amiga de  los scout la repite demasiado.

Olvidaba decir que le tiene  miedo a la sangre en  abundancia,  un miedo incontrolable, que lo desborda.

Estas, algunas impresiones de mis charlas con é,l en apenas  dos días. Espero que sean más.  

lunes, 14 de marzo de 2016

Retrato de Fredy. Por: Diana Mairena Palacio.


Fredy tiene 18 años, es moreno, de estatura media y cabello corto. A su madre la describe como una fiera. Es el menor de tres hijos, lo cual tiene sus ventajas y sus desventajas. Dentro de las primeras, está que ahora que sus hermanos no están en la casa él es el consentido. Dentro de las desventajas cabe que cuando era pequeño los hermanos lo culpaban de todo y en vez de él delatarlos cuando hacían algo malo, sucedía al contrario.  
Fredy tiene la mirada fija, ojos cafés, habla relajado y es de sonrisa amplia, adornada por el par de retenedores que le quedaron después de la ortodoncia. Es católico practicante y va a misa todos los domingos.
Como todos, ama unas cosas y odia otras: No soporta las agujas, les tiene pavor. Su comida favorita son las lentejas, le gusta bailar de todo, aunque sabrosea más con el merengue; prefiere las películas de acción, le encanta hacer reír a las personas (piensa además que con ese don se nace). Por eso cree que si no estudiara tecnología química (aunque preferiría química farmacéutica) sería payaso.
Sin embargo, hay otra cosa que ama más y es el deporte, en primer lugar el fútbol y luego el rugby. De ahí que sea hincha del Atlético Nacional y por obvias razones le encante el color verde. Por su parte, el rugby, además de verlo como una familia, lo desestresa, porque puede golpear a otros.
A Fredy le gusta arriesgarse y conocer cosas nuevas, no le da pena de casi nada, incluso apostaría a que es capaz de meterse a la fuente de la plazoleta. Para él los nuevos retos son divertidos.
Después de clase de Cátedra Universitaria Fredy, su amigo y yo fuimos al TAL (Teatro al Aire Libre) y nos propusieron practicar Slackline, deporte en el que se  hace equilibrio sobre una cinta.  Fredy no lo dudó ni dos segundos. E incluso nos animó a participar. Si bien en el momento de subirnos a la cinta no fue el mejor haciéndolo, lo intentó como el que más.
Le fascina cuando a veces un amigo suyo, punkero él, le muestra videos gore (sangrientos). Ello, porque le sorprende que haya personas que puedan hacer cosas tan terribles. Suena un poco macabro, pero es por curiosidad que los ve.
Su sueño es ser un químico futbolista e ir a Francia, deseo que empezó por tratar de conquistar a una chica, aunque le falló, quedó encantado con la torre Eiffel.

Corta biografía de Manolo Agudelo. Por: Diego Cataño Valencia.


Manolo, un joven que a sus diecisiete (17) años  se decidió estudiar física en la Universidad de Antioquia y que en  la actualidad se encuentra cursando su
primer semestre, es oriundo de Pereira
y el mayor de dos (2) hermanos. Tomó la decisión de venirse a estudiar a Medellín donde un amigo suyo, que también estudia física, le recomendó estudiar la carrera
en dicha ciudad, en donde lleva tan sólo un mes viviendo.
Vive en casa de estudiantes y aunque al venirse a la ciudad de Medellin
le causó un poco de temor, pues le surgía la pregunta del “que se sentía el
vivir sólo tan joven ”,
tomó la decisión
 de separarse de su Familia para poder adelantar sus estudios, a pesar de que temía que cambiaría ese estilo de vida familiar, al llegar a  dicha ciudad.
Le atrae demasiado Medellín: Por su ambiente y sus amigos.

En sus tiempos libres le agrada estar en el computador y salir con
sus amigos, pero en la ciudad no que en las zonas rurales,
ya que es alérgico a los mosquitos.
Gusta de la física desde los quince (15) años. También del rock, la ópera, la música clásica y los animales, en especial los perros (RottWeiler). Sus grupos o cantantes favoritos son el Mago de Oz, María Callas y Chopin. No posee ninguna tendencia política o religiosa. Habla español, catalán y muy poco de inglés. 
Mientras estudie trabajará en un lugar medio tiempo, aunque el
dinero ganado sería extra, ya que cuenta con la ayuda de su Tía y su padre para
adelantar sus estudios.
Quisiera ser investigador, aunque no decide aún cuál sería su especialización. 
Apático a algunos sentimientos, su estado anímico es fluctuante, aunque interactúa con sus compañeros de clase de manera moderada. Pese a ser
silencioso, en ocasiones mues
tra simpatía  y humor ante sus amigos, por cuanto también puede ser una persona jovial.

 

 

 



 

 

 

 

 

Retrato de Dayana. Por: Daniel Heraldo Certuche


Tiene ojos grandes, que se mantienen fijos al mirarte, casi como esperando a que sientas miedo o a que te ocultes… Pero no es más que una mirada pura e intensa. En ella no hay maldad, ni sufrimiento o cosa que se le parezca.
Es sencillamente incomprensible: puede ser intensa como  su gusto frenético por el reguetón o  delicada, como sus amadas baladas. Dentro  de su ser hay  espacio para ambos géneros, ambos construyen parte de su ser.
Solo ella sabe cuándo se hizo tal configuración, en qué momento  el reguetón se conectó con  su  furia y en cuál  las baladas, con su ternura. Parecen mundos  distantes pero en ella están tan cercanos, que  puedes notar a pesar de su nobleza no soportaría muchas inclemencias de la vida.
No es común ver en su rostro una expresión de rabia o desprecio. Se  las guarda para el momento indicado. Tal vez lo que más saca el mundo es su ternura, es un rasgo distintivo de su personalidad.
En su mente hay una extraña mezcla de sentimientos y de realidades. Son pensamientos que la llevan por el mundo viviendo de una buena forma, pero que se ven eternamente afectados por la realidad que vive. En  ésta habita el amor por las reacciones, lo que a la postre la llevó a estudiar química.
En ella también hay espacio para la incertidumbre del mañana, que poco a poco le hace pensar en el  por qué y para qué de lo que hace, lo que pone en  tela de juicio lo que su corazón ya eligió.
Piensa que las elecciones no son fáciles para nadie, pero que para ella son oportunidades. Por eso respeta el rumbo a donde la conduzcan. Ni importa cual positivas o negativas sean. De cualquier manera  solo a los resultados  le damos importancia y olvidamos el  proceso. Ella piensa  que debería ser al contrario.
Es amante del deporte. Le hace fuerza “a su Nacional”, equipo al que le es  fiel desde los 9 años. Disfruta más ver que jugar fútbol,  mucho menos con hombres. Prefiere el voleibol o la natación, porque no va a necesitar de mayores destrezas que las que ya posee.
Admira y ama a sus padres.  Se siente segura con ellos. No en vano desde pequeña ellos están muy pendiente de ella.
Quiso experimentar el mundo de su padre, el de la fotografía, desde la vez que lo vio con una serpiente sobre el cuello. Un clic y  sintió la necesidad de imitarlo. Lo hizo. Experimentó la misma sensación que había sentido su padre, fue  agradable.
Su madre siempre la cuidó muy bien. Sólo que  existen ocasiones donde es imposible pensar en todo lo que pueda pasar. Ella nunca  se imaginó que el dejar a su hija en manos de su hermana sería como ponerse en medio de  un verdadero problema. Su hermana, al estar cuidando de dos niñas pequeñas, debía ingeniárselas para poder asistirlas a las dos. Una vez ella  escuchó llorar a  su hija. Corrió hasta donde se encontraba para saber qué pasaba. Su sobrina estaba dormida. Nunca pensó que nada fuera a pasar. Pero por problemas en el suelo del cuarto piso de la casa, su sobrina paso derecho hasta llegar al primero, cayéndose  de frente, haciéndose una pronunciada cicatriz, que apenas mejoró  su aspecto con el pasar de los años. Hoy es la causa de las primeras conversaciones con desconocidos que se preguntan el porqué de esa cicatriz, puesta justo en la parte superior derecha de la frente.
Tiene el cabello largo y negro. Se lo recoge con trenzas, de manera periódica, su cuello es muy delgado, así como su cintura,  está en su punto. Sus brazos  casi siempre los lleva descubiertos, del mismo modo que sus hombros.  Lo que le da un cierto  toque de mujer delicada y elegante.
Sus camisas siempre van  ceñidas al cuerpo.
Sus labios están demarcados de una linda forma, están perfectamente delineados y aunque ella no se los maquilla,  poseen un color rojo intenso que adorna su sonrisa.
Tiene una frente pronunciada, con  una cicatriz en ella. Sus cejas delgadas y algo escasas. Sus orejas siempre guardan parte de  su cabello, que  cubre gran parte de la espalda. Camina de manera relajada y no tiene prisa de hacer algo o de dejarlo de hacer.
Es serena.
La expresión de su rostro en ocasiones puede ser mal interpretada pues no sabes si te está preguntando o está afirmando con entusiasmo.
Si fuera por su rostro, ya me había confundido. Es tan inexpresivo, parece tener siempre la misma figura. Pero no es así. Hay una manera única  de saber si te está preguntando o si te está hablando: es por el tono de la voz, que cambia cuando es pregunta y que prácticamente todos utilizamos y que con ella es muy útil.
Siempre que habla  utiliza gestos y ademanes. Que muestran lo dominante que es. Cuando tú hablas Puedes tener la certeza de que ella te escucha, pues al mover su rostro afirma o niega. Mantiene fija su mirada en ti y cuando terminas, ella con un noble gesto da su aprobación.
Hay algo es su voz que me pone inquieto, su acento es muy propio de la región, Es paisa,  utiliza modismos en los que  aflora su acento. Se siente muy bien escuchar una voz así. Pero si se repite constantemente, por periodos prolongados, podría volverme loco. Me irrita. No la soporto: Es aguda. Al pronunciar cada palabra entra en estas mucho aire y se escucha al final de la palabra una especie de silbido, al que no estoy acostumbrado.
Da gran importancia a las personas. Acogió a Luna desde hace ya 4 años, hoy hace parte de su vida.
Luna funciona como un despertador mal ajustado. O tiene el horario de otra región del mundo, al caer la noche, no mucho después de que todos se hayan acostado,  va hasta donde Dayana,  y la despierta para jugar.
Parece que no duerme y que no se cansa. Repite lo mismo, noche tras noche desde que llegó y no deja descansar a su dueña como debe ser. Tal vez esas manchas negras sobre ese pelaje blanco la ponen quisquillosa. O  tiene hambre, ya que las  comidas simples que le dan se digieren rápido en su pequeño estómago.
Quizá necesita regular su azúcar o tener una dieta mejor. No sé explica el comportamiento de Luna, el hecho es que esta perra se ha ganado el amor de su dueña. A la misma no le importa trasnochar para complacer a su mascota.
Mauricio se convirtió en mucho para Dayana. La conoce,  sabe sus miedos, sus desdichas, sus recuerdos preciados, lo que disfruta y lo que no, lo que le gusta, lo que la hace sentir bien y lo que le da rabia.
Aun así ambos decidieron separarse y dejar de compartir momentos.
Lo que él no sabe es que a Dayanna le hace falta su cariño, que lo extraña y lo quiere, que necesita su amistad a pesar de tener diferencias,  desea seguir compartiendo con él toda clase de momentos, y , que es considerado por ella, como su mejor amigo.
Es divertida con sus amigos y se vuelve cansona cuando ya se conocen bastante bien y ha pasado  cierto tiempo. Eso lo sabe  Ana María, una amiga con la que habla bastante desde hace ya siete años, aunque no se ven periódicamente, hablan  todos los días. Eso las mantiene unidas.
Cuando se encuentran se  vuelve insoportable: pellizca, los molesta, hace cosas divertidas.  Así   disfruta su  vida.  Sus amigos la aprecian. Y los quiere a  todos por igual.
Disfruta los fragmentos de Marilyn Monroe, las películas de comedia, ama las galletas, le gusta la música de Rihanna, es extrovertida, tierna, de corazón y sentimientos puros. De hecho, a sus 17 años esos sentimientos  los ha vivido en su corazón noble y bueno.
Su risa tiene un toque particular, es de  aspecto seco y frio, es  una risa cansada por los años. Pero  es divertida. Contagiosa.
Disfruta estar viva, ni siquiera se imagina su muerte, ni  la de un ser querido ni mucho menos  la de su madre. Aborrece pensar en ello. Siente miedo y nostalgia al imaginarse la muerte de su madre. Pero acepta que no está en sus manos. Pone todas sus energías para que tal cosa nunca suceda.
Es una gran persona. Es sensible, divertida, penosa y un tanto humilde. Su corazón  está lleno de sentimientos. Son su  esencia pura,  y con los que el mundo debería regirse. Lastimosamente no hay muchas como Dayana en este mundo.
 

domingo, 13 de marzo de 2016

Retrato, por Alejandro Echavarria Mendez

Juan Pablo Cano, tiene 20 años y estudia astronomía. Actualmente vive en san Antonio de Prado. Es trigueño, de pelo negro ondulado, ojos cafés,  alto, y un poco delgado. Tiene una forma de vestir un poco peculiar, tiende a lucir tonos oscuros, un poco clásico, relajado y cómodo a la vez.
Estudió ingeniería agropecuaria, y llegò hasta el sexto semestre. Pero decidió retirarse porque la universidad tenía un enfoque muy diferente al concepto que él tenía del pregrado. Después de retirarse estuvo un año buscando alguna carrera por la cual  sintiera alguna atracción. Pero no sentía esa felicidad que se siente cuando uno sabe qué es lo que se quiere. Hasta que por fin, después de tanto divagar, encontró lo que lo hizo sentir bien, la astronomía.
Pablo dice que se le hace raro cuando una persona dice que “desde pequeño” o que “siempre” ha querido estudiar algo, ya que es en la juventud cuando una persona comienza a razonar correctamente y de verdad encuentra sus gustos o intereses.
Le gusta practicar ultimate y basketball.
No toca ningún instrumento pero le gusta escuchar todo tipo de música, no tiene preferencia alguna pero tampoco discrimina.
Le gusta comer mucho, aunque no lo parezca. Tiende a probar comidas que para algunas personas suenan un poco extrañas, no tiene problema con esto. No tiene una comida preferida, no es exigente a la hora de comer.
Le gustan los tatuajes No se ha hecho uno porque éste tiene que ser muy creativo y tener mucho significado, y hasta el momento no ha tenido la suficiente inspiración para crearlo.
Casi no duerme, puede dormir cuatro horas al día, pero cuando todo ese sueño se acumula puede llegar a dormir tanto como un oso hibernando. Ha llegado a dormir hasta 18 horas en un día.
Tiene un perro y un  gato, vive con estos, su madre y hermanos.
Tiende a mudarse mucho, como los nómadas, no le gusta quedarse en un solo lugar, no se apega a nada.
Es un tipo tranquilo, agradable, amigable, se la lleva bien con todos
Es desmemoriado, no recuerda momentos de su vida que lo hayan hecho sentir una máxima felicidad. Claro que a lo mejor los tuvo, pero su pésima memoria no le permite recordar.
Personalmente pienso que es una gran persona, no hablo mucho con él, de hecho con nadie, pero el día que lo hice descubrí una gran persona, con un estilo de vida llamativo.

Corta biografía de Daniel, por Dayanna Ramírez Castaño

Su nombre y apellido es Daniel Certuche,  tiene 16 años de edad, nació en Popayán, vive solo cerca de la Universidad de Antioquia y estudia astronomía. Tiene 4 hermanos: dos mujeres y dos hombres. Él es el tercero. Tiene una media hermana, que es la mayor de todos.
El motivo por la cual eligió esta carrera fue por su admiración al cielo, la luna y las estrellas. Sentía curiosidad por cómo se creó el universo y qué hay más de allá, si estamos solos o no en él. Por eso comenzó a buscar información sobre el universo. Desde ese momento ya sintió un cierto amor por el tema, hasta que decidió entrar a la Universidad de Antioquia y no tiene segunda opción.
Su materia favorita es física.
No le  apasiona por ningún lado el fútbol ni es hincha de ningún equipo. En su tiempo libre  juega voleibol, practica yoga y aeróbicos. Lleva una vida saludable, a pesar de que conoce todas las comidas y le agrada muchas de ellas.
Trató de ser vegetariano pero fue por la familia, porque decían que estaba muy flaco y que solo consumiera vegetales y nada de proteínas.
Sus comidas favoritas son el pollo, los spaguettis, las frutas y los pasteles; pero no los pescados, porque un día se enfermó por eso.
Considera a los animales como los seres mas fieles que hay en la vida. Siente un gran amor por los gatos. Tuvo dos, pequeños, les daban leche y cuando no tenía, preparaba agua y lo disolvía con leche en polvo. Uno de ellos se llamaba Manu, gris degradado, muy tierno. Vivió con éste sólo un año. En cambio, el otro no tenía nombre, de pelo blanco, era muy bravo, feo y llorón. Nunca se peinaba y duró una semana en su casa.  
Para él es muy interesante los libros. Este momento se está leyendo “el despertar” de L.J. Smir.
Musicalmente, su género favorito es el pop; casi no ve tv, solo la utiliza para ver películas, le gustan todos los géneros menos las de acción.
Por ahora su película favorita es “Interestelar”.
Su color favorito es el azul.
Sus miedos son a las personas, y a sí mismo. Es decir, llegar a desconocerse.
Su mayor anhelo es salir adelante, ser un gran astrónomo y ayudar a su familia.
Tiene una mejor amiga. Dice que a va a ir a su casa a visitarla porque llevan mucho tiempo sin verse, pues ella vive muy lejos. Es la persona quien mejor lo conoce; llevan cuatro años de amistad. Su nombre es Valentina, al igual que una de sus hermanas.
Es una persona con muy buen sentido de humor.
Es claro para explicar lo que se le pregunta.
Me pareció muy agradable: Me hizo reír mucho.
Me dio un poco de dificultad escribir bien su corta biografía, me hablaba más de sus gustos y sueños que de su vida a fondo, aunque hubo cosas que no puede contar de su vida, porque prefiere no recordarlas ni mucho menos contarlas, solo me dijo lo básico.
Su historia me pareció muy chévere, pero comparando mis gustos con los suyos, son muy distintos, somos como polos opuestos.
Al principio no sabía qué preguntarme, pero hablamos mucho de este trabajo y así él pudo terminar de describirme como yo lo hice. Al fin y al cabo, yo fui la que conté más cosas de mi que él de las suyas.

Delia Isabel Montiel, por Carlos Alberto Mendez

Estuve muchos días en vela tratando de imaginar la manera de plasmar en letras la complejidad de ésta mujer, para capturar su esencia de la manera más adecuada. Sumergirme en la parte de su vida que  consideró sensata mostrarme. Me hizo entender que es un ser autónomo, enigmático y a veces problemático para sí misma...
A sus 18 años de edad esta joven de Proveniencia Cordobés ha pasado por situaciones que serían motivo para devastar psicológicamente a más de una persona. Pero ha encontrado la manera de no derrumbarse por completo, sin perder ese entusiasmo por la vida que tanto nos ha dejado ver durante este tiempo, sin dejar a un lado esa sensibilidad que se hace notoria al tocar heridas que quizá aún no estén sanas; sin  despojarse de esa buena vibra que nos atrapa al platicar con ella y que nos genera un poco de tranquilidad, nos ayuda a liberarnos de amargura o estrés, con una gracia muy suya.
Su forma de ver el mundo es muy peculiar. Por eso será que a veces siente que no encaja en él, aunque tiene una visión compasiva hacia los seres que lo habitan y conviven con ella.
Es de esas personas que creen en las segundas oportunidades y así mismo posee un carácter que le ayuda a decidir quién es merecedor de ésta y quién solo debe apartarse de su vida.
En su cabeza yacen pensamientos de diversa naturaleza, desde los más incoherentes hasta los más sensatos; tomando un poco de ambos.
Delia se libera en su escritura, se sumerge en un mundo que solo ella entiende. Un mundo donde puede crear vida. Sabe que es el lugar perfecto para sacar a flote todos sus sentimientos, en donde no será juzgada ni señalada. Allí se desata de todo lo que la limita.
Su fascinación por la lluvia le genera un sentimiento indescriptible que la ubica en su zona de confort, le da paz.
Piensa que cada persona hace su religión. Suele desacreditar lo que está escrito en la Biblia.
Afirma que la felicidad como tal no existe, solo son pequeños momentos de alegría los que nos dan algo de sosiego.
Cuando sonríe sus redondas mejillas se tornan hacia sus orejas. En ese momento, en el que se puede apreciar su blanca dentadura, cometeríamos el error de suponer que está completamente feliz. En tal instante sus ojos desaparecen de nuestra vista, tras unas finas pestañas; esos ojos en los que encuentro un sentimiento muy arraigado, una mirada temerosa, a mí parecer; pero a la vez noto una pasión exuberante cuando suele hablar de literatura,  cuando resalta la afinidad que tiene con su hermana Sophia o cuando se enfrenta al que sea que contradiga su “Jaguares, tu papá”...
También se percibe al escucharla hablar sobre el significado de las cosas, como su cantante favorito “Ed Sheeran” o de las situaciones que se le presentan y cree que acontecen por algún motivo.
En su mente los números toman sentido, poseen significado. Y para ella, el significado lo es todo.
Al hablar con ella sobre sus sentimientos uno se percata de cierto amor por el amor: Cree que enamorarse, a pesar de las consecuencias que esto conlleve, es lo que realmente la completa. Está segura de que cada persona puede crear una nueva historia en su cabeza y las experiencias pasadas no la privarán de querer y amar nuevamente.
Así es ella, una joven demasiado compleja para sí misma y los demás, con metas muy claras y capacidades suficientes para lograrlas todas; a veces triste, a veces tan aparentemente alegre y otras veces inmersa en sus letras. 

Alturas respetables. Por Mariana Cardona Giraldo.

Me dicen que tengo cara de adulto, pero yo creo que tengo cara de niño. No es normal que empiece mi relato de ésta manera, pero en verdad me sorprendió. Al parecer soy yo el único que piensa que tengo cara de niño. !Marica, tengo 18! Debe ser por alto, ¿o no?, quién sabe.
No voy a poder dormir pensando en eso. No, no es verdad, más bien no dormiría pensando en las alturas: Les tengo algo de respeto… ¿Miedo? No, miedo no, ¡respeto! Que es distinto, ah, y a las cucarachas también.
Bueno, no perdamos el hilo. Para empezar, me llamo Santiago y lo más relevante que puedo decir es que uso gafas. Sí, yo creo que ya es anormal que alguien no use gafas, ¿cómo ven?
Vivo en Medellín desde enero, y parce, no hay nada como la libertad: vivo solo, llego a la hora que quiero… No, no es verdad. Pero en verdad si amo mi libertad, soy bastante andariego. Claro que eso de andariego no combina mucho a veces: soy muy tímido, nadie me cree, pero lo soy. En serio. Hasta que entro en confianza.
Me gusta el fútbol, sí, ¿qué a todos los hombres les gusta el fútbol? No, para nada, a otros les gusta hacer otras cosas. Por ejemplo, a mí no me gusta leer. Bueno, leo a veces. Muy poco, casi nada. Pero leo, que es lo importante. Y me gusta el fútbol, punto para mí.
¿Ya hablé de mi respeto por las alturas? Sí, me parece que un hace rato. Ciertamente es un respeto muy grande ¿Parapente? ¿Qué? ¡Nunca en la vida! !Prefiero perforarme las orejas! Claro que eso ya lo hice el año pasado. Creo que me perforaría la ceja también. De hecho, quería perforarme la ceja. Pero de pronto  me hubiera visto muy nea, ¿no?
Me han dicho que tengo una dentadura bonita. Bueno, no me lo han dicho específicamente, pero me parece que a una de mis compañeras le parece bonita. Otro punto para mí.
Mido como 1.70. A lo mejor todavía crezco un poco más, igual creo que soy alto. La verdad es que me considero una persona calmada y muy sociable. Otra de las cualidades que no combinan con mi timidez. Pero repito: Es real, existe.
Por lo general, odio los bichos. Pero si me ponen a elegir entre gente intensa y bichos, ¡me quedo con los bichos!
Creo que hablo mucho, ¿no? ¿Hablo mucho? Menos mal, mejor habla tú..