domingo, 21 de abril de 2019

Un Dinosaurio hecho de Objetos. Por Iván Tang Zhu, 10-1


Soy Jack, un estudiante de la universidad, actualmente estudio Ciencias Políticas.

Antes vivía en un apartamento pequeño, en un segundo piso. Tenía dos alcobas, una  cocina y un comedor. Aunque había dos alcobas  dormíamos en una. Solo teníamos un pasillo por el cual pasábamos y un armario grande que no se podía abrir del todo por la ubicación de dos camas y tres colchones. Mi Mamá y mi  hermana dormían en una y mi papá en otra. Yo en vez de cama tenía un colchón,  en el suelo.

Nadie dormía en la otra alcoba porque se le oía mucho los carros que pasaban por las noches y no dejaba dormir. Esa alcoba se utilizaba para planchar, secar la ropa –tenía un balcón- y tenía un baño. En los días donde yo no estaba en el colegio jugaba en este cuarto. No tenía muchos juguetes, solo esos, pequeños, que salían en los yogures.

Con el tiempo fui combinando diferentes objetos. Imaginaba que eran personajes de una historia. Uno de los que fue especial para mí era la combinación de una silla de patas cortas, una caja de legos encima de la silla y un bolsito de los que se amarran en la cintura, enredado a la tapa de la caja de Legos: El bolsito era el cuello y la cabeza, la caja de Legos, el cuerpo. La silla de patas cortas, las patas de lo que en mi cabeza era el líder de toda una historia creada por mí. Tenía la forma de un dinosaurio. Era inteligente, sabio, grande y con un gran sentido de la justicia. Su nombre no lo recuerdo, seguro era raro y poco usado. Era mi favorito, aunque hice otros personajes con otros objetos este era especial para mí.

Un día mi mamá botó por error la silla de patas cortas, la caja de Legos y el bolsito. Creyó que eran basura, pues en ese momento estaban sucios. Me dijo que los puso en el poste al frente de la casa. Salí corriendo a ver si estaban, pero no fue así. Salí a buscarlo. Pensaba que a lo mejor el vagabundo que siempre pasa a esa hora lo tiene.

Habían pasado varias horas, tenía hambre y cansancio, de caminar. En algún momento giré en una esquina y ahí estaba el vagabundo con la silla de patas cortas, la caja de Legos y el bolsito. Los había encontrado, estaba feliz, es como si esos objetos y yo tuviéramos una conexión especial, como si mi mente inconsciente ya sabía el camino que tenía de tomar. El vagabundo dormía, cogí mis objetos con la mayor delicadeza, agilidad y silencio posible. Era de noche, me venció el sueño y me dormí en una banca, en la calle.

Lo siguiente que recuerdo es que mi mamá me levantaba, lloraba, preocupada. A su lado estaba mi papá.

Actualmente no sé qué habrá pasado con esos objetos, lo que si se es que me importaban bastante y pasé buenos momentos con ellos.

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