Hace un año, el 21 de septiembre del 2010, se llevó a cabo el concierto conmemorativo del Día Mundial de la Paz. La nota destacada en aquella oportunidad tuvo que ver con que las miradas de la ciudad estaban dirigidas hacia la Comuna 13 de Medellín, porque allí se presentarían el Doctor Krápula, Providencia, Laberinto, Son Batá, entre otros. Pero uno de los aspectos que más recuerdan los asistentes al múltiple concierto ocurrido en la cancha de fútbol del barrio San Javier El Salado, es que es día estuvo allí Juanes; a pesar de que sólo cantó dos canciones, su presencia bastó para poner el evento en el mapa de las celebraciones hechas en el mundo entero.
Los docentes de la Institución Educativa La Independencia vivimos de manera especial la presencia de Juanes en aquel concierto, puesto que el artista paisa estuvo por espacio de un par de horas en el colegio, ensayando una canción, para interpretar en compañía de algunos cantantes locales, como una manera de enviar un mensaje al mundo acerca de la posibilidad de juntar las manos, en torno a un único propósito: la búsqueda de la paz del país.
Esa tarde las actividades académicas de la institución estuvieron suspendidas por el evento en sí. Pero los docentes del colegio interrumpimos una reunión apenas el “Parcero” llegó y se instaló en la biblioteca del lugar.
Juanes entró y el caos se hizo. Su ingreso se produjo por el parqueadero del colegio, ubicado en unos bajos, por la parte trasera del plantel y el operativo de seguridad en torno a él era un confuso cóctel donde se mezclaban periodistas, docentes y curiosos.
El parqueadero se comunica por unas rejas con una especie de gimnasio y éste por otras, a un coliseo. La turba, atrapada en el gimnasio, pugna por pasar la reja divisoria, para acceder al coliseo. Una vez allí, puede decir que está dentro, y por ende, que tiene al alcance al autor del Yerbatero. Juanes entra primero, pero los docentes que vamos hasta el parqueadero, de puro voyeristas, no podíamos entrar de nuevo al colegio. Al lado nuestro hay un señor que le insiste a los encargados de seguridad que lo dejen entrar. La profe de español, Olga Lucía, le riposta al señor ante los agentes de seguridad con el comentario: “!No nos dejan entrar a los profesores a nuestro colegio, para dejarlo entrar a usted!”. Era Fernán Martínez, en ese entonces Manager del artista. Él no dice nada, pero instantes después, entra. Antes de que Olga caiga en cuenta de su “metida de pata”.
Juanes ensayó, los docentes esperamos por más una hora su salida de la biblioteca, a la espera de una foto conjunta. Lo demás lo saben todos: cantó, se pronunció a favor de la paz, cumplió la cita con los habitantes de la Comuna 13, pero sobretodo, se acercó a las raíces de la desesperanza, en compañía con unos jóvenes que apenas hace apenas unos días estuvieron al lado de otro grande del rock: Red Chili Peppers; Son Batá.
Ese día la gente tenía la esperanza de que las balas que por unas horas dejaron de sonar, no se volvieran a escuchar. Juanes fue el artífice de ese pasajero optimismo, mientras ofició de huésped de honor del colegio La Independencia, justo antes de salir en las portadas de los periódicos de todo el país. Y no dejó de sonreír, no perdió la paciencia, siemre fue amable, a pesar del constante asedio de fans y de curiosos. Con razón dicen de él que es el parcero más famoso del mundo. Así las balas siguieran zumbando, más allá de los territorios de la memoria y la visita del cantante paisa, apenas sea una anécdota en medio de la situación de violencia y desempleo que se vive en el sector.
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