Mi nombre es katherin. Me vine de Nutibara desde los trece
años a trabajar, ya que era muy pobre. Teníamos una casa de bareque. Cuando iba
a estudiar me daban arepa con huevo, nada más. Hubo un momento en mi infancia
que me marcó: había una familia con plata. Al otro lado de mi casa, quedaba
lejos, y yo caminaba por un puente de tablas para poder ir a ver televisión,
desde la ventana.
En el pueblo de mi mamá me gustaba ir a las heladerías pero
ella no me dejaba ir a bailar, decía que me iba para misa y me paraba en la
mitad de la iglesia para que todos me vieran. Después, me sentaba al pie de la
puerta y salía corriendo, antes de que se acabara la misa. Yo volvía a hacer la
rutina: me paraba en la en la puerta, para que creyeran que si había estado
allí.
Pasó el tiempo, tuve dos niñas y mi mama murió de cáncer en
los pulmones. Ella le tenía miedo a los médicos desde una vez que le sacaron
los dientes.
Hoy en día estoy orgullosa de mis hijos, a pesar que me hace
falta mi mamá, pero me llena de alegría que ella murió feliz, por sus nietos y
por estar con nosotros sus últimos momentos de vida.
Por los días en que vivíamos en me mostraron a mi papá,
muerto... Él murió cuando yo estaba muy pequeña, en una mina con un tío. Una
persona envidiosa decidió tumbar la mina, dejando allí a mi papá y a mi tío....
A mi me alegra que una de mis hijas se parece a mi papá, lo único que cambia es el sexo....
Hoy estoy orgullosa tanto de mi presente como de mi pasado
porque sin él no seria como soy ahora...Mi mamá me enseñó a no olvidarme de
donde vengo y para donde voy y luchar día tras día por la salud mía y de mis
hijos como en su futuro...
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