jueves, 21 de octubre de 2010

El duende, por Diego Alexander Osorio.

Hace tiempo, en una granja vivía una familia muy pobre, que se sostenía de lo que sembraban. A diario pasaban cosas muy raras. Ellos realmente no sabían qué era lo que pasaba. En el día la pasaban bien, estaban tranquilos, pero en la noche... llegaban los espantos: cuando se levantaban encontraban las cosas tiradas debajo de las camas. Así resultaba difícil dormir, todo el tiempo escuchaban que una persona se tranportaba de un lado al otro. Se sentía cuando comían pero al encender la luz no había nada. Parecía como si de un momento a otro, los ruidos se esfumaran.

Una tarde fueron donde un sacerdote, para que visitara la casa y la rezara.

Esa noche la mamá se va para la cama de la hija y ésta, muerta de miedo le pega un puño en la cara, pensando que era el duende.

A la mañana siguiente llega el padre y le echa agua bendita a toda la casa. De inmediato se empiezan a escucha un llanto por toda la casa, y nunca pero nunca se volvió a ver ni a escuchar al duende.

domingo, 19 de septiembre de 2010

Aprenda a leer

Sgeun un etsduio de una
uivenrsiad ignisea, no ipmotra el
odren en el que las ltears etsan
ersciats, la uicna csoa ipomtnate esque la pmrirea y la
utilima ltera estén ecsscritas en la psiocion cocrrtea.

El rsteao peuden esatr ttaolmntee
mal y aun pordas lerelo sin
pobreams.

Etso es pquore no lemeos cada
ltera por si msima snio la paalbra
cmoo un tdoo.

Pesornamelnte me preace icrneilbe.

Los Casibandidos que casi roban el sol.

Adaptación teatral, basada en el cuento de homónimo nombre de Francisco Hinojosa, por Andrea Rivera.

(Eran una mujer morena y tres Casibandidos de gruesos bigotes que todo hacían. Uno es alto y jorobado, se llama Plutonio. El otro, gordo y calvo, se llama Plutarco. Y el otro, enano, de ojos verdes, estornuda cada tres minutos y se llama Plumero.

Usan en la cara pañuelos negros siempre que robaban. Por eso casi no se veían los bigotes. Son tristes y malgeniados.)

Muchacha: Ustedes son unos ineptos, unos buenos para nada, no hacen nada bien, no sirven para nada. Vayan a ver si consiguen algo (La muchacha se queda en la casa haciendo los oficios. Plutonio, Plutarco y plumero salen de la casa, se miran maliciosamente y tratan de robar una gallina, al atraparla la gallina empieza a hacer bulla, la gente escucha y les lanzan piedras)

Los tres, al tiempo: ¡Ay!

(Empiezan a perseguir a una viejita y tratan de quitarle la cartera, la viejita reacciona y los persigue a carterazos)

Plutarco: Ustedes son unos imbéciles

Plutonio: Si tú tuviste la culpa: por tu gordura no pudimos escapar.

Plumero:(Estornuda) Ya muchachos, todos tuvimos la culpa: no debimos tratar de robar a la viejita.

Plutonio: Viejita pero fuerte.

Plutarco: Mira como nos dejó.

Plumero: Nos lo merecemos.

(Pasan por un banco. Se miran maliciosamente y tratan de robarlo. La policía los atrapa, se los lleva y los bañan con agua fría y estropajo)

Policía: Busquen trabajo, ocúpense de algo. Los ladrones no sirven para nada. No son nada.

Todos: nada nos sale bien.

(Los dejan salir de la cárcel, se van a la casa, se sientan a la mesa a recordar)

Plumero: Recuerdo cuando éramos siete bandidos terribles y espantosos.

Plutonio: ¿Te acuerdas por qué nos separamos?

Plutarco: Porque todo nos salía mal, igual que ahora.

Plumero: ¿Saben qué pasó con ellos?

Plutarco: Uno se dedicó a repartir cartas. Otro se subió a un barco y nunca se supo más de él.

Plutonio: Otro aprendió el oficio de la zapatería.

Plutarco: Y otro se dedicó a cantar y a llenar su sombrero de monedas.

Muchacha: hola muchachos desde ahora ustedes harán todos los oficios, porque yo estoy cansado de barrer, lavar platos, sacudir, y ustedes no traen nada a casa, ni siquiera para comer.

Todos: ¿Qué?

Muchacha: Lo que escuchan.

(Miran maliciosamente un puesto de helados).

Plutonio: ¿Están pensando lo mismo que yo?

(Se van a robar un helado y se les derrite por el intenso calor.)

Plutonio: Tengo una idea luminosa: Robaremos el sol que nos derritió el botín.

(Se sientan en la mesa mirando que no hay nada para comer sobre ella).

Plutonio: ¿Qué dicen de mi idea?

Plutarco: Si robamos el sol nadie nos humillará, nunca más. (Rascándose la cabeza).

Plumero: Seremos poderosos, famosos y hermosos. (Estornuda y se rasca la barriga, vacía)

Plutonio: La gente vendrá a suplicarnos y a pedirnos un pedacito de sol, la noticia del robo aparecería en la primera página del periódico.

Plutarco: Nos llamarán de la televisión para hacernos entrevistas. Nos invitarán a bailes.

Plumero: Pero no iríamos, porque no sabemos bailar. Con esta fama.

Plutarco: Hasta Plutonio perdería la joroba.

Plutonio: Plumero ganaría unos centímetros.

Plumero: Plutarco unos cuantos pelos.

Plutonio: Necesitamos una escalera.

Plutarco: ¡Sí, Una escalera grande!

Plumero: Claro: ni modo una chiquita.

(Buscan y no encuentran nada. Compran un lazo, pero no les alcanza. Compran otro, más grande, lo lanzan al sol y lo atrapan. Se alegran, pero los rayos del sol queman la cuerda y se tiran al suelo rendido.)

Plutonio: Tengo una idea luminosa: ¿Por qué no soplamos y soplamos el sol, hasta enfriarle los rayos y lo atrapamos?

Plutarco y Plumero: Muy bien Plutonio: Lo haremos.

(Soplan y soplan, el sol no se apaga).

Plutarco: Tengo una idea super luminosa: Con agua apagamos los rayos.

Plutonio y Plumero: muy bien Plutarco, lo haremos.

(Arrojan baldes de agua al sol pero no se apaga)

Plumero: Le echaremos hielo a los rayos y cuando ya estén titiritando como un pollito huérfano, lo atraparemos.

(Tiran y tiran hielo hasta tener los dedos morados pero el sol no se apaga)

Los tres: Lo agarraremos a piedra.

(Le lanzan piedras al sol y quiebran una ventana, llega lo policía y se los llevan a la cárcel. Al salir, aun siguen pensando en robar el sol)

Plutonio: ya se atraparemos al sol de repente: dormido.

Plutarco: De noche.

Plumero: En su casa.

(Se van en busca del sol)

Fin.